sábado, 6 de septiembre de 2008

Versus

Odio los colectivos. Opté por sentarme a escribir para ver si la pluma me apacigua las ganas asesinas de hacer desaparecer a la vieja que me acabo de cruzar en el ómnibus que me traía de regreso a casa. Y si, estas cuestiones ahora se sienten así: vicerales.

-Señorita, ¿puede cerrar la ventana?, me pidió sin por favor, la vieja tocándome con su dedito martirizante mi pobre hombro.

Para qué, yo que ya venía indignada con el olor a compañerismo que me tumbó al entrar al bondi, no gano para disgustos con esta población, y lo peor, que todos estaban muy panchos por su casa sin tener el tupé de abrir aunque sea un milímetro la ventanilla. Es momento de confirmarlo: en esta ciudad les gusta estar apretujados como sardinas en lata. Es más, gozan con sentir las respiraciones ajenas porque, de otro modo, no se explica que ni siquiera atinen a abrir las ventanillas.


Ahora, vos me decís que vivimos en la Antártida pues bueno hombre lo pensamos 2 veces, consensuaremos. Pero noooooo, esta ciudad es la capital de la humedad. Dejémosnos de joder, acá no hace frío. Sabés de cual te hablo yo, ¿no?, ese que te desgarra los huesos, que te penetra las venas y con el cual no hay buzo de manta polar que baste. Pero acá, acá no saben lo que es tener ese frío que no te deja ni salir al recreo en el colegio. NO, no acá nunca un pechito tejido, te lo aseguro. Da igual, aunque haga frío, abrí la ventana, por el amor de Dios!!!! .


Yo estoy que me ahogo, me falta el aire, me adormezco del asco que me provoca ese vaho de frituras. Mirá lo que te digo: la sola idea de saber que las bacterias están ahí, en esa atmósfera diminuta haciéndose un festín, a mi ya me enferma, mañana caigo en cama por pescarme cualquier bicho. Por favor, rogemos que a nadie se le ocurra estornudar.


Con ese clima de fondo, yo entro al colectivo, agarro el boleto y me mando derechito a correr una ventanilla para que corra un poco de aire que golpee mi cara y airee esa cápsula grasosa. Petrifícate nariz, no me importa, yo necesito aire ya mismo sino me bajo en la próxima parada aunque tenga que caminar quinientas cuadras hasta llegar a destino. Y llegaré chivada a casa como una maratonista olímpica, pero acá, si alguien no se digna YA a abrir un poco la ventana yo personalmente me bajo. ME BAJO.


La vieja agarra y ahí me pide, bah por el tono imperativo fue más una orden:


“Señorita puede cerrar la ventana”. Como te digo, yo que ya venía comiéndome desde hacia un largo rato el tufo a milanesa le clavé un sútil No a la vieja...


- Disculpe, pero me falta un poco el aire.


Chan, tomá, tapita, listo, borrón y cuenta nueva. Ya falta poquito para llegar a casa. Pero nooo, atenti señores. La muy vieja se fue pal' fondo susurrando blasfemias contra “…esta juventud de hoy”. Yo me quedé ahí, agarradita del caño que me impregna las manos con olor a metal oxidado, mordiéndome los labios para contenerme.... porque si no… mirá, te digo que se armaba una para narrar de por vida.


Y hubiera seguido la discusión si no fuera porque ahí nomás la vieja menemista se bajó.


- Si viejita, soy parte de esta juventud de hoy y con orgullo!!!, le hubiera gritado por los aires caldeados del bondi. ¿Acaso andarás con envidia de estas mujeres siglo XXI que se atropellan el mundo disfrutando de la vida sexual y profesional sin tapujos ni culpas?.


Que impunidad. Y la de todos los que estaban allí presentes que me miraban con gestos de molestia ante mi NO rotundo frente a la vieja, insinuando que estaban ante una doncella irrespetuosa. Que bronca, che, esta vieja se mueve por la ciudad creyendo que por ser jubilada tiene derecho a la prioridad en todo y donde quiera que vaya. Mirá que maleducada que soy: andá a cagar , asi de simple te lo digo.


Pito catalán a tus pretensiosos privilegios de diva. Y a esos mirones, con muecas moralistas: ¿qué se me vienen a hacer los educados y respetuosos?. No me cabe duda que son los primeros que comen una mandarina en el auto que los lleva a la costa atlántica y tiran, descaradamente, la cáscara por la ventana, ensuciando el planeta. Y frente a sus hijos!!!!!!!!!!. Asi que no me vengan con que hay que dar el ejemplo con esto y lo otro.


A esta altura del partido, la bronca que tengo no me deja empezar el día si no es con mal humor. Declaro la guerra civil y política a los colectivos y no solo a los de línea sino también a los de larga distancia: por los bebés que me lloran toda la noche, las siluetas hipopotámicas que roncan y por los desequilibrados choferes que regulan de a puntos extremos la temperatura, alternando bruscamente, entre la calefacción de olla de puchero que empaña los vidrios y el aire acondicionado que te invita a taparte con la frazadita esa que, vaya uno a saber, quién la uso antes.


El mundo contra mí es el titulo para este día. Pues bien amigos, es evidente que este país no pretende ser perfecto. Asique yo mejor me voy a dormir, con permiso.